* Cada elector habrá de poner en consideración cuánto le costó el voto de 2018 y si obtuvo los resultados esperados. Quizá otra vez quiera un cambio
Gregorio Ortega Molina
Si somos mínimamente responsables y estamos dispuestos a ofrecernos, a nosotros mismos, un balance del “cambio de régimen”, resultará imposible acudir a las urnas en junio sin determinar, de manera aproximada, ¿qué nos prometió y qué nos entregó la 4T en 30 meses de gobierno y propaganda?
Obvio, no pueden sustraerse las consecuencias de las palabras, de los actos ni la incontrovertible realidad en que nos ubica el Covid-19 y el manejo administrativo y político con que se ha combatido. El tamaño de las promesas deberá equipararse a la altura de los resultados.
Cada uno de los electores habrá de determinar qué es lo que más pesa en su ánimo y voluntad para sufragar: ¿la economía, la seguridad, la salud, los programas sociales, el combate a la corrupción, la recuperación o pérdida de la dignidad, la sujeción del quehacer político a la idea evangélica de la purificación? Son muchos más los elementos a considerar, será necesario establecer matices. Quizá el desempleado pensará que le dispararon con calibre .22 y lo dejaron respirar para ver cómo agoniza. O el padre de familia que no encuentra medicamentos para sus hijos, o los familiares de enfermos de Covid19 que ni siquiera merecieron ser atendidos y dejaron de ser estadística, porque las cifras de los difuntos habrán de arreglarse electoralmente.
Es sabido que no todos los registrados para ser beneficiarios de alguno de los programas sociales los reciben. ¿Mala administración, o resultado de esa corrupción rampante que todo lo permea y todo lo emponzoña?
Algunos supondrán que la estadística de la seguridad pública no puede medirse con certeza, pues por un lado se niegan a tipificar los feminicidios, y por el otro los electores suponen que el enclaustramiento por la pandemia modifica la cuenta… que únicamente se establecerá en la medida en que las fosas clandestinas sean descubiertas y revisadas y pueda establecerse la identidad de los despojos en ella encontrados, y las denuncias por desaparición sean contabilizadas con pulcritud.
El peso de los muertos por la pandemia está embozado, porque la cifras parecen no cuadrar, y porque más que el número, habrá de tomarse en cuenta la manera en que colgaron los tenis, pues no es lo mismo fallecer en una cama de hospital que en el tálamo del hogar y con todos los auxilios espirituales, o en la calle, o en un pasillo, o haciendo de cuentas que el enfermo no existe.
Las consecuencias de la caída económica son más complicadas, porque es obvio que no puedes adquirir lo mismo con el monto de tu tarjeta de bienestar hoy que hace 30 meses, como de la misma manera habrán de medirse las consecuencias en el mercado inmobiliario de renta, pues muchas personas debieron abandonar cuartos, departamentos, casas, porque dejaron de tener los recursos suficientes para cubrir sus pagos mes a mes. ¿Y cómo andará la renegociación de las hipotecas?
Cada elector habrá de poner en consideración cuánto le costó el voto de 2018 y si obtuvo los resultados esperados. Quizá otra vez quiera un cambio.
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@OrtegaGregorio
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