Debe de haber más protección
Por Teresa Gil
El control de las especies animales de exhibición a lo mejor es muy rala en el país o simplemente se deja a la libre o con pocas exigencias, el que alguien pueda poner un parque, un zoológico o lo que sea que se nutra de animales. La alegre historia que hizo respirar a muchos sobre el fin de la explotación animal en los circos, en realidad dio la vuelta y están ahora sujetos a la misma situación, sin la ventaja de que les aplaudan.
Lo que ha sucedido con el «santuario» Black Jaguar -White Tiger, que tenía decenas de animales, de jungla incluidos, como un negocio particular, exhibe el destino de estos seres sujetos al vaivén de los negocios. Por lo que se ha publicado había 177 animales de diferentes especies, leones, monos, perros y hasta burros. Caso curioso el de estos últimos porque su propia descripción ya superada desde Esopo, presenta a un animal tirando a doméstico, sin grandes méritos para exhibición, como no sea por sus enormes orejas, según los que hablan de ellos, pero que es en este momento una especie en peligro de extinción.
Los animales sobrevivientes están en poder de la Dirección General de Zoológicos y Vida silvestre que los repartirá en diferentes zoológicos del país. Pero la situación evidencia no solo lo difícil que es mantener animales en encierro por lo caro que cuesta mantenerlos y la irresponsabilidad de los que concentran especies, sin prever lo que puede pasar.
Eduardo Mauricio Moisés Serio, de 43 años de edad, recién fue denunciado por la Asociación de Zoológicos, Criaderos y Acuarios de México (Azcarm) ante la Fiscalía General de la República (FGR) por maltrato animal. El sujeto dejó a su suerte los animales que tenía cautivos en el santuario Black Jaguar-White T; sin agua ni comida, los felinos fueron encontrados a punto de morir y algunos se comieron su propia cola. El individuo lucraba con las especies.
LA DEPREDACIÓN DE LA SELVAS, AMENAZA A MILLONES DE ANIMALES
Si se consultan datos, se descubre que en el mundo no son tantos los zoológicos o parques públicos de animales. Se menciona a veces la cifra de mil 500 y a Alemania como la que más tiene. La formalidad y el gasto que ello significa quizá es lo que detiene su creación. Pero muchos de los animales que pasaron a ser enclaustrados lejos de su hábitat, no podrían regresar por la devastación que ha hecho el ser humano, con la extensión de las ciudades previa a la destrucción de selvas y bosques. En México no hay muchos zoológicos o quizá algunos pequeños como muestrarios de ciertas especies.
En la CDMX el rey es Chapultepec, el monte de los grillos,creado en 1924, que tiene un enclaustramiento de 1930 animales de 250 especies. Otro que se menciona y en el que se puede recorrer en automóvil en medio de las especies que pasean por los terrenos, es el Africam de Puebla. Su creador un capitán murió después de la agresión de uno de sus animales. Se lo dejó a su viuda y ella fue víctima también de un animal. El avasallamiento de especies, el contrabando de algunos especímenes caros y valiosos es común en México y se dan casos de descaro en personas que tienen sus propios zoológicos como es el caso de Jorge Hank Rhon, en Tijuana.
En la lista de animales en peligro de extinción y la precaria vida que algunos tienen por la depredación y el contrabando, México está en una etapa en la que la vigilancia debe ser más estricta para que no se llegue a la situación de los animales rescatados en el Santuario Black Jaguar-White Tiger. Todos en situación precaria, algunos graves.
LOS ANIMALES QUE MITIFICÓ LA LITERATURA; EL SABUESO DE LOS BASKERVILLE
Los animales míticos que aparecen en la antigua literatura, eran por lo general eso: un mito. Pero hay muchos que si los sacamos de las páginas, son animales auténticos, reales, en los que se basó su referente para hacer grandes historias, Ya hemos mencionado algunas veces las muchas fábulas de Esopo escritas por un personaje real nacido seis siglos antes de la era actual.
Como su caso podemos leer decenas de historias. El de El sabueso de los Baskerville (Salvat en edición en circulación con promociones de obras diversas, en tomos, en México), al que volví a leer recientemente, parte de una connotación mítica, creada según el autor por las habladurías y leyendas de los nativos.
Pero ya en su época más moderna, cuando se escribió en el siglo XIX, su autor Arthur Conan Doyle trata de muchas maneras, de desentrañar al ser real que fue realmente ese sabueso. Lo curioso es que dentro de su aparición en la historia que se desenvuelve en los páramos de Devonshire en Inglaterra, también el animal tiene toda la estructura de un ser de otro mundo, por la forma como fue creado por el asesino de la trama: como un ser enorme, avasallante y salvaje cuyo hocico lanzaba llamas en la oscuridad.
Dentro de ese mundo de ciénegas y enlodamientos oscuros que se hunden, el asesino, un científico, le ha puesto en el hocico al animal fósforo y otras substancias que hacen que relumbre en la oscuridad causando espanto. Independientemente de la historia, el detective Sherlock Holmes deslumbra por ese equilibrio con el que describe la irrealidad y es partiendo de ese equilibrio mental como descubre la verdad del animal. Un ser real creado para matar. Lo extraordinario de esta novela, es la bella descripción de los paisajes de parte del no tan elemental doctor Watson, la gran poesía que el autor derrama para describir los páramos sombríos, las zonas que iluminan en la oscuridad y las lejanas cuevas y canteras que como parte de la historia de la humanidad, estaban entonces con las señales antiguas de sus habitantes.
Por desgracia, en la injusticia contra los animales bravos como sucede con los toros, el famoso sabueso tiene que morir al final, de modernos balazos, como una especie de compensación por los crímenes que ha cometido. Es importante destacar que la respuesta a un animal violento solo puede darse en legítima defensa. Quizá eso lo saben en la Dirección General de Zoológicos y Vida Silvestre, con los animales rescatados del mencionado santuario, por el respeto que merecen como seres vivientes
laislaquebrillaba@yahoo.com.mx