Con vidas pagamos los mexicanos, todos los días, el tremendo equívoco en que se ha convertido el actual gobierno.
Por Fernando Irala
La muerte de la niña Aitana, enferma de dengue, prensada por un elevador defectuoso en una clínica del IMSS en Quintana Roo, concentra y simboliza las deficiencias de salud en México y el grave retroceso que hemos sufrido en el último lustro.
Como han documentado otros colegas, el dengue ha sido una enfermedad endémica que ya estaba controlada en la región tropical de nuestro país, pero recientemente ha resurgido porque ya no existen las campañas de erradicación del mosquito que la transmite.
Contagios como el de Aitana deberían ser mínimos; sin embargo actualmente hay miles, y muchos son fatales.
Pero la niña no murió por el dengue, falleció porque fue prensada por un elevador cuyas fallas venían de años atrás.
En los hospitales públicos mexicanos faltan médicos, personal, medicinas e insumos, los aparatos están descompuestos; lo raro sería que los elevadores sí funcionaran bien.
Ahora se sabe que el mantenimiento de este servicio, al igual que el de muchos otros en el sector salud, está subrogado.
Se quiere presentar como descargo. Pero cuando hace catorce años ocurrió el incendio trágico de la guardería ABC en Hermosillo, el hecho de que fuese una instalación subrogada no salvó al entonces director general del IMSS de la responsabilidad fincada nada menos que por la Suprema Corte de Justicia.
Se sabe también, además, que el contrato de los elevadores del hospital trágico, como el de otros muchos nosocomios públicos, se otorgó a una empresa surgida al vapor cuando empezó el actual sexenio, vieja práctica de corrupción de quienes se dicen diferentes por toda respuesta ante las evidencias.
Otras muchas tragedias han ocurrido y seguirán ocurriendo en materia de salud pública. Con vidas pagamos los mexicanos, todos los días, el tremendo equívoco en que se ha convertido el actual gobierno.
Un sexenio de muerte, tan lejos del sueño de Dinamarca, que más que sueño es un delirio. Lo bueno es que cada día falta menos.