*Pobres de nosotros, los electores, lo que tenemos enfrente no son alianzas, sino el establecimiento de complicidades del peor origen, y así, todos, pagaremos las consecuencias
Gregorio Ortega Molina
Cuando cursé la enseñanza media fui muy conflictivo para mis padres. Ahora desconozco si me sumé a las pandillas para actuar como el gallego (por joder) por gusto o nada más por instinto de conservación, pero el caso es que tuve suerte. Caí bien a los mayores, los vecinos de la preparatoria 6, con los cuales nos juntamos para buscar los favores de nuestras propias condiscípulas y las niñas de la secundaria 2.
Lo cierto es que formamos grupos para que se respetaran nuestros cotos de caza, hasta la noche en que las patrullas coparon la salida de la Secundaria Anexa a la Normal Superior, por la enorme gresca que se armó. Un par de enormes compañeros preparatorianos se las arreglaron para llevarme a las puertas de las oficinas de mi padre; antes de despedirse me sugirieron que me alejara del pandillerismo, que no era para mí. Les hice caso en buen momento. Hubo expulsados, unos, otros llevados a los reformatorios.
Caigo en cuenta de que las alianzas electorales son como las pandillas. Forman grupos para conservar y/o hacerse con el poder, y para ello se valen de artimañas mil, lo mismo legales que colindantes con el delito; incluso llegan al crimen político.
Son casi asociaciones delictuosas que se disuelven en cuanto logran sus objetivos. La prueba de que así es, se ejemplifica con los pleitos internos que hoy se suceden en MORENA, porque todos se sienten merecedores de una parcela del poder, de un salario que les facilite escalar socialmente y olvidarse de ese pasado que los avergüenza. Nada hay de ideológico o programático, sólo se establece el compromiso de traicionar todo lo que haya de traicionable a la hora de emitir votos en las cámaras del Congreso, para sacar adelante los deseos del tlatoani, ya sea lo que fue de ayer con los partidos que añoran el poder, o con lo que es hoy, cuando enseñorean los que se niegan a dejar de hozar el pesebre, las asignaciones directas, el tráfico de influencias.
El presidente de las mañaneras abusa de su voz, de su imagen y del cargo que ostenta, pero con el que incumple el mandato constitucional; advierte a los suyos y a sus fans que los “aliancistas” se juntan para regresar y quitar la dádiva de dinero que se distribuye en los llamados programas sociales; denuncia que regresa la mafia del poder, se declara atento y vigilante para evitar que suceda.
En sus proclamas se olvida de la manera en que, tras 18 años, ganó en 2018, gracias a la santa alianza con el Verde, el PT y las hordas del Partido Encuentro Social, decididos a juntos hacer historia, lo que están logrando, sólo hay que revisar, de manera transparente, el estado de la economía cuando MORENA lo recibió, y la situación en que hoy se encuentra, al margen de las consecuencias del Covid-19.
Pobres de nosotros, los electores, lo que tenemos enfrente no son alianzas, sino el establecimiento de complicidades del peor origen, y así, todos, pagaremos las consecuencias.
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El trabajo del INEGI nos muestra el camino elegido por la 4T. “De acuerdo con los resultados de la ENTI 2019, la población infantil de 5 a 17 años en México fue de 28.5 millones, de los cuales, 3.3 millones (11.5%) realizaron trabajo infantil: 61.1% hombres y 38.9% mujeres.
“La tasa de trabajo infantil en 2019 fue de 11.5%. De este, el 6.2% realizó solo alguna ocupación no permitida, 4.4% solo se dedicó a realizar quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas y 0.9% alternó ambas formas de trabajo.
“Estudios realizados por la OIT, establecen que el fenómeno del trabajo infantil está estrechamente vinculado con el entorno social, económico y cultural de cada país o región, además de que identifica entre las causas más inmediatas de este fenómeno, la pobreza y algunas problemáticas que enfrentan las familias.
POBLACIÓN INFANTIL EN OCUPACIONES NO PERMITIDAS
“La medición del trabajo infantil en actividades económicas no permitidas comprende dos grupos de población, aquellos que trabajan a pesar de tener una edad menor a la permitida y los que teniendo la edad mínima legal para trabajar, lo hacen en sectores económicos y ocupaciones peligrosas y/o prohibidas; y en horarios prolongados de acuerdo con lo estipulado en la Ley Federal del Trabajo (LFT). Esta metodología fue aprobada por el Comité Técnico Especializado de Estadísticas del Trabajo y Previsión Social (CTEETPS) en 2016, cuando se definió que las ocupaciones no permitidas son las actividades económicas que no están permitidas por la ley, que ponen en riesgo la salud, o bien afectan el desarrollo físico y/o mental de las niñas, los niños y los adolescentes de 5 a 17 años de edad.
“La ENTI 2019 identificó 2 millones de niños, niñas y adolescentes que realizan ocupaciones no permitidas, que equivalen a 7.1% de la población de 5 a 17 años del país; mientras que la ocupación permitida la desarrollan 133 mil personas en este grupo de edad.
“La tasa de ocupación infantil en actividades económicas no permitidas descendió de 11.5% a 7.1% entre 2007 y 2019. Esta tasa, para la población de 5 a 14 años en el mismo periodo, disminuyó de 6.9% a 4.1 por ciento.
“Por entidad federativa, la tasa de ocupación no permitida fue mayor en Oaxaca con 14.9%, seguido por Puebla con 12.6 por ciento. En contraparte, en Baja California Sur y la Ciudad de México se identifica el menor número de niños en estas ocupaciones, con 3.1% cada una.
“Por grupos de edad, la población de 5 a 14 años es quien se desempeña en menor medida en ocupaciones no permitidas, con 44.1%; mientras que en los adolescentes de 15 a 17 años es mayor esa proporción, con 55.9 por ciento. En la división por sexo, la proporción de los niños que realizan ocupaciones no permitidas en relación es de 71.2% y de 28.8% la de las niñas. Los niños, niñas y adolescentes que se desempeñan en ocupaciones no permitidas se concentran en el sector agropecuario, con 29.2%, sector servicios con 25% y el comercio con 22.8 por ciento.
“Por otra parte, la tasa de ocupación peligrosa de 15 a 17 años, es decir, ocupados que laboran en ocupaciones y sectores peligrosos, en horarios prolongados o nocturnos, o en ocupaciones con exposición a riesgos, a nivel nacional disminuyó durante el periodo de 2007 a 2019, al pasar de 26.6% a 16.6 por ciento. Por entidades, en 2019, Oaxaca reportó el nivel más alto con 31.2% y la Ciudad de México, con 7.8%, registró la tasa más baja.
“Finalmente, de los 16.9 millones de hogares con población de 5 a 17 años identificada en 2019; en 1.8 millones de ellos (10.5%) hay niños, niñas o adolescentes que realizan ocupaciones no permitidas, la mayoría en hogares con jefatura masculina (74.7%). Aun así, el número de hogares con ocupación infantil no permitida mostró un descenso de 2.3 millones en 2009 a 1.8 millones en 2019.
POBLACIÓN INFANTIL QUE REALIZA TRABAJO DOMÉSTICO EN CONDICIONES NO ADECUADAS
“Para la medición del trabajo doméstico en condiciones no adecuadas, se toma en cuenta la legislación laboral nacional, las recomendaciones internacionales y la metodología de las estimaciones mundiales de trabajo infantil de la OIT, su medición considera todas aquellas actividades dedicadas a la producción de servicios para el consumo de los integrantes del hogar, que afectan la salud o integridad física de quienes las realizan, es decir, se llevan a cabo en condiciones peligrosas o en horarios prolongados.
“La ENTI 2019 estima que 20.8 millones de niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años realizan quehaceres domésticos en sus hogares sin recibir remuneración, de los cuales 1.5 millones los hacen en condiciones no adecuadas (7.3%) y se puede descomponer en: 35.9% en horarios prolongados y 64.1% en condiciones peligrosas.
“Por sexo, se observa que los quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas lo realizan en menor proporción los niños (48.7%), en relación con las niñas (51.3 por ciento). Al dividirlos según las condiciones, en horarios prolongados, 34.2% representan los niños y 65.8% las niñas; en contraparte, en condiciones peligrosas, 56.8% corresponde a los niños y 43.2% a las niñas.
“A nivel estatal, la tasa de quehaceres domésticos en condiciones no adecuadas más alta se registra en Oaxaca, con 9.3% y la más baja en Baja California con 2.3 por ciento”.
Los anteriores son datos a tener en cuenta para sufragar el próximo mes de junio.
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